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ntramos en las últimas semanas del año. Entre música de
campanillas, y árboles florecidos de luces. Y frío. Y la sensación de que hace
solo un ratito, que estábamos en la misma tesitura. Que si cordero, que si
pavo. Que si sidriña o cava. Que si mazapán o polvorones. Que si con tu madre o
con la mía.
Pues a pesar de esos dilemas
existenciales, y del bombardeo comercial animando a consumir y consumir. A
pesar de eso, me gusta la navidad.
Me gusta ver la ilusión en los
ojos de los niños. Me gusta ver la esperanza en los ojos de los padres. Me
gusta el esfuerzo por quererse un poco más de los hermanos.
Me emociono con las historias de
familias que superan malas rachas y hacen lo imposible por tener una cena
especial.
Me emociono con la solidaridad de
los que están un poquito mejor y comparten alguno de sus manjares.
Y me ilusiona pensar que la
humanidad aún tiene mucho que decir y hacer, y todo es posible.
¿Verdad que todo es
posible?
Asun©12 de diciembre de 2013