Este pequeño relato ilustra algo que me viene preocupando últimamente, como a Julia, la vida se me hace a ratos un poco cuesta arriba, y pienso a veces como ella.
La sonrisa de Julia
Julia estaba esperando a que el semáforo
se pusiera verde para los peatones, y en la espera pensaba. Últimamente pensaba
muy a menudo lo mismo. Que ya no era joven, que había vivido intensamente todas
las etapas de la vida, infancia feliz, adolescencia atormentada, juventud con
amor y boda. Hijos sanos e independientes. Trabajaba con relativo éxito, y
tenía cierta estabilidad económica. Así en esos tiempos muertos de espera, en
los semáforos, o viendo pasar estaciones de metro, o simplemente cuando comía
en silencio escuchando las noticias, en estos paréntesis vacíos pensaba: si me
ocurriera algo y muriera no me importaría. Sus allegados la llorarían un poco,
pero podrían seguir adelante con su vida.
Se
preguntaba si era una suicida, pero sabía que no, ella no haría eso, pero si
ocurriera algo…
El semáforo cambió, y se dispuso a cruzar.
Pero se equivocó, había visto mal y aún seguía parpadeando en ámbar. El impacto
fue impresionante. Julia no tuvo tiempo de comprender lo que pasaba, y su
cuerpo quedó tendido varios metros más allá. Lesiones incompatibles con la
vida, dirían mas tarde. Sin embargo se adivinaba un inicio de sonrisa en sus
labios.
Asun© 9
de junio de 2012
asun excelente relato te deseo mucha suerte con este nuevo blog un gran beso carlos
ResponderEliminarGracias Carlos, veremos a ver como encauzo este nuevo blog.
EliminarBesos.
Muy bueno!!! Me dejas pensando!!
ResponderEliminarun abraXo
Así estoy yo pensando, y la conclusión va a ser que siempre merece la pena seguir adelante.
EliminarJulia debió ir mas atenta a su vida y quizá no hubiera sufrido el atropello.
Besos.
Jo Asun, creo que yo también soy una Julia, llega un momento de la vida en que parece que uno lo ha hecho todo y cuesta renovar las ilusiones, pero yo que acostumbro a leer bastantes libros de psicología, al final siempre encuentró algo común, la mayoría de personas que se enfrentan a la enfermedad o la muerte, replantean su vida en los días finales, empiezan a disfrutar de verdad y concluyen que sí vale la pena vivir, así que será cuestión de dejar de lado a Julia y mirar atenta a los semáforos y no pensar que todo ya está hecho.
ResponderEliminarSi Rebeca tienes mucha razón, hay que dejar a esta Julia, y volver al espiritu abierto y alegre, siempre nos quedarán las rosquillas, digo París...
ResponderEliminarBesos guapísima.
Una sorpresa encontrarme con este nuevo sitio... Me ha encantado la foto de ese pastel de cumpleaños, aunque he echado en falta la receta, jajajajaja. A mí, tampoco me sirven las recetas con medidas y tiempos exactos.
ResponderEliminarMe dejas perpleja con esta sonrisa de Julia...
¿Quién no ha sido alguna vez un poco julia? Creo que todos. Lo fácil es abandonar y lo complicado es seguir. Yo sigo, y tú te vienes conmigo. Nada de estar despistadas en los semáforos que nos queda mucho por hacer y mucho de lo que reírnos. Así que, vamos a dejar a julia descansar...
Una buena noticia: Nieves está comprando el regalo que tenemos pendiente ¡yupiiiiiiiie!
Besos, guapísima, que eres la geisha más rubia que he visto en toda mi vida.
Hay querida To, me da bastante vergüenza que me leas aquí también,este blog es un poco "tontín", pero bueno me apetecía.
ResponderEliminarMenos mal que Nieves nos ha sacado de ese apuro, que ya nos vale.
Y de mi vestido no te rías que yo tenía muchas ganas de uno así.
Lo de esta Julia ya se me ha pasado, es que ya sabes la racha que llevo.
Bueno, besitos