Por primera vez en su vida quería que el tiempo se detuviera. Vivir eternamente ese momento, en tierra de nadie, cuando se ha salido de una estación y no se ha llegado aún a la siguiente. Quizá lo mejor esté siempre por vivir, pero ella lo dudaba, en Treblinka había aprendido que no debía esperar más allá de la siguiente respiración y cuántas veces había deseado que cada inhalación de aire fuera la última.
Sin embargo siguió adelante y ahora se alejaba de allí como llegó, en un tren. Próxima parada, la vida.
foto de Vivian Maier.
RElato para Esta Noche Te Cuento
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