Le deseé que tuviera un buen
turno.
Animé a mi hermanita, la boba de María, a que se presentara. Total ¿qué
niña sabía tirar con el tirachinas?
También la había animado a coger la bici, y ahora lucía ya para el resto del verano, un buen raspón en sus rodillas. Le estaba bien empleado por ñoña y cursi.
Eran tres tiros y yo iba ganando, aunque había fallado uno.
También la había animado a coger la bici, y ahora lucía ya para el resto del verano, un buen raspón en sus rodillas. Le estaba bien empleado por ñoña y cursi.
Eran tres tiros y yo iba ganando, aunque había fallado uno.
Después de que le dijéramos como
se cogía, tiró ella. Acertó el primero. Casualidad. El segundo. Horror. Y... el
tercero. ¡Mierda!. Había ganado. Entonces decidí odiarla el resto de mi vida.
Asun© 5 de abril de 2014
Jaja has escogido retratar una situación universal que puede darse entre hermanitos. Uno de anécdotas humanas con tendencia hacia la ternura.
ResponderEliminarPues si Lorenzo es uno de los placeres entre hermanos, el discutir, o incluso pegarse. Nunca llega la sangre al río y luego se recuerda siempre con cariño.
EliminarUn abrazo.
Has abordado un tipo de relación compleja :D. Al final quiero pensar que la mayoría se acaban queriendo. El relato es anecdótico, pero nos deja historia por delante y historia por detrás. Coincido con Lorenzo, que aunque travieso, apunta cierta ternura. Mucha suerte para la semana que viene :)
ResponderEliminarLas peleas entre hermanos son inevitables, pero siempre prevalece el cariño. En mi relato aunque no lo diga también.
EliminarBesitos.
Hola, Asun.
ResponderEliminarPues muy bien el turno que te ha venido a la cabeza con esa frase.
Es un relato tierno puesto en la boca de un niño para el que el resto de su vida es un periodo que ni siquiera imagina. Veo y recuerdo a mi hermana y a mí peleando por cualquier cosa... Me gustó mucho, Asun.
¡Ya tenemos que ir a por el de esta semana!
Suerte y besos.
Tu lo has dicho, el resto de su vida sería seguramente ese verano o poco más. Imagínate mi caso con cuatro hermanos y la única chica.
EliminarA ver esta semana, en el cielo...
Besos
Muy de niños que son asi de dicertidos y de crueles especiaebte al mando de un tirachinas jaja abrazos asun
ResponderEliminarEso es verdad, que los tirachinas los cargaba el diablo.
EliminarUn abrazo, Manuel.
Bah, según se hacían mayores dejó de odiarla, seguro.
ResponderEliminarLas riñas entre hermanos que cosa más deliciosa, todavía me acuerdo de algunas entre mis hijos.
Un beso y hasta la próxima. Suerte.
Esa es la palabra, son deliciosas. Parece que se va a acabar el mundo, pero al final no pasa nada. Bendita inocencia.
EliminarBesos, guapetona.
Ja ja ja, cuántas veces no habremos tenido tentaciones parecidas, y cuántas no habremos caído en nuestras propias trampas.
ResponderEliminarTu tirachinas tiene olor a verano y a pueblo Asun, me gustó.
Un abrazo.
Pues si está inspirado en un torneo de tirachinas en las fiestas del pueblo de mi madre, donde casualmente ganó la niña que no sabía ni como se cogía el tirachinas.
EliminarQue tiempos de veranos interminables en los pueblos.
Abrazos.
Por mucho que peleen y crean odiarse, los hermanos siempre decretan un armisticio. Me gusta este relato que retrata la lucha eterna de amor y odio entre hermanit@s. Suerte con el próximo.
ResponderEliminarSaludos.
gracias Beto, tu lo has dicho muy bien la relación entre hermanos es un amor/odio, pero el odio nunca llega a nada.
EliminarA ver que nos trae el cielo, para la semana que viene.
Besos
La victoria inesperada puede provocar unos celos tremendos. Muy bueno. Pero no creo que el odio fuera para siempre.
ResponderEliminarpues claro que no, ya se sabe lo que duran los enfados entre hermanos.
EliminarBesos
Original y simpático. ¡enhorabuena Asun!.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Rafa, me alegro de que te lo parezca. A ver la semana que viene.
EliminarBesos