Ella no tiene habilidad ninguna para recogerse el pelo, por ello lo lleva siempre suelto. Tampoco tiene arte con la paleta de colores de su maquillaje, así sus ojos y mejillas lucen sin artificio. Su indumentaria es sencilla, no tiene ella tiempo que perder en combinaciones extrañas. Los perfumes le resultan pesados o empalagosos, no quiere más aroma que el de la limpieza y esa lavanda que impregna su casa entera.
Pero todos se vuelven a su paso, envidian su melena libre y sedosa, su cara reflejo de un corazón puro, su vestir siempre adecuado y su aroma a seguridad y armonía.
Asun©02/09/14
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