Le deseé que tuviera un buen
turno.
Animé a mi hermanita, la boba de María, a que se presentara. Total ¿qué
niña sabía tirar con el tirachinas?
También la había animado a coger la bici, y ahora lucía ya para el resto del verano, un buen raspón en sus rodillas. Le estaba bien empleado por ñoña y cursi.
Eran tres tiros y yo iba ganando, aunque había fallado uno.
También la había animado a coger la bici, y ahora lucía ya para el resto del verano, un buen raspón en sus rodillas. Le estaba bien empleado por ñoña y cursi.
Eran tres tiros y yo iba ganando, aunque había fallado uno.
Después de que le dijéramos como
se cogía, tiró ella. Acertó el primero. Casualidad. El segundo. Horror. Y... el
tercero. ¡Mierda!. Había ganado. Entonces decidí odiarla el resto de mi vida.
Asun© 5 de abril de 2014