Te dejé, a ti, a
tus mentiras y a tus humillaciones. Entré en el parque y me senté en uno
de los bancos. Alguien se sentó a mi lado, un anciano. Llevaba una vieja radio
y una voz antigua cantaba:
Cuando salí de mi
tierra
volví la cara llorando
porque era lo que más quería
atrás me lo iba dejando.
volví la cara llorando
porque era lo que más quería
atrás me lo iba dejando.
Entonces dejé que las lágrimas se desbordaran a su antojo.
El señor me miró y dijo:
— Señorita ¿Le molesta la música?
— No, al contrario me ha emocionado— sollocé.
— ¿Es usted emigrante?
— En cierto modo sí. Hoy empiezo una nueva vida.
Asun©20/07/14