Imaginó que estaba en una casa grande. Sus padres eran los dueños y tenían varios criados. Uno de ellos la acomodó en una mesa enorme, repleta de cosas riquísimas.
Un precioso paquete con lazos rosas esperaba en su dormitorio. La casa de muñecas que tanto había deseado era su regalo de Navidad. Era feliz, pero sentía un vacío extraño.
Algo rozó su cara y le hizo despertar. Su madre la arropaba con un dulce beso que escondía una lágrima por no poder ofrecerle nada más. Abrió los ojos y olvidó todo lo soñado.
Sonriendo, supo que tenerla a su lado era el mejor regalo posible.
Asun@16/10/14
Imagen tomada de la red

